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La última vez
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-¿Siempre? No. ¡Siempre es mucho tiempo!
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La tarde de otoño va cayendo al compás de las hojas de los árboles. El viento interpone al sol jirones de nubes. La gente marcha apresurada queriendo huir del clima. El semáforo en rojo aglomera murmullos sobre la vereda. Ella, ajena a todo eso, mira absorta la fotografía de Lautaro. Tras los cristales del Blue Bridge Valeria espera, bebiendo de a ratos, el sorbo inútil de un frío café. Sabe que vendrá. Sabe, asimismo, que él nunca más la amará. Y que será esa la última oportunidad en que podrá verlo así, hermoso, radiante, lleno de vida. Recuerda nuevamente cuando le preguntara, hace sólo un par de semanas: -¿Me querrás siempre?- y la contestación de él como un eco interminable redoblando en su cabeza: -¿Siempre? Nó. ¡Siempre es mucho tiempo!-
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